miércoles, 5 de noviembre de 2014

Duelo a garrotazos





"De cómo los garrotazos se convirtieron en palabras enmarañadas de odio"


Ya no existen ni garrotazos ni golpes a herida abierta, pero la fuerza de la palabra tomada como ansia de desprestigio humano redefine la nueva forma de entender la violencia innata del ser humano.

Los gañanes siguen con sus vastos modales disfrazados ahora con traje y corbata, al momento que intentan abducir mediante tosco fardo de mentiras aliadas a codicias personales, a todos aquellos que de buena voluntad ya no utilizan la religión como escapismo a sus problemas. 

Supongo que tras domingos de iglesias vacías y campos de futbol dinamitados con campañas publicitarias al mejor postor que necesite lavar su imagen de compulsivos robos; el pueblo se sumerge a la caja tonta de gran pulgada para poderse identificar con un nuevo grupo con el que olvidar quien es él mismo y es allí donde entra a jugar el nuevo juez existencial, el llamado ahora político.

Los mismos nos impondrán reglas y condicionaran nuestros discursos y nadie entrará a este orden del discurso sino satisface ciertas exigencias o está calificado para hacerlo. Nos irán vinculando a ciertos tipos de enunciación y como consecuencia nos prohibirán cualquier otro; tipos de enunciación que vincularan a los individuos entre ellos, y diferenciaran por ello mismo de los otros restantes. 

Es una forma política de mantener o de modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y los poderes que implican. Con lo cual los presentados no serán nada más que claros estamentos de sumisión del discurso que no hacen más que irse entrelazando con la finalidad de establecer un control total.

En este momento veo como ese pueblo lejano se va desdibujando cada vez más no quedando ni casas ni vegetación, al momento que la tormenta se vuelve más oscura marcando cada vez un aspecto más duro y trágico. La gente sigue sin preguntarse quién es su juez existencial que tiene el valor de purgar o delimitar sobre la “buena conducta del ser”; pues tal vez el hombre sigue envejeciendo sin saber que es madurar.

Dejad de escuchar sacerdotes tras túnica blanca de supuesto discurso puro, dejad de escuchar hombres tras traje negro de supuesto discurso de razón; pues tal vez tenemos que empezar a escucharnos a nosotros mismos, ya que la diversidad está llena de colores.

Tal vez el problema es que no podemos encontrar la reconciliación entre los pueblos sino conocemos la verdad, pues yo tampoco estaba en el día del Big Bang; pero tal vez estás en el camino correcto cuando pierdes el interés por mirar atrás, pero tal vez estás en el camino correcto cuando te das cuenta que todos formamos parte de una cosa que se llama “mundo”.

No esperemos que sólo lo muertos vean el final de esta guerra; la guerra de aquellos que se siguen gritando con palabras de descredito para vencer el miedo que los atenaza; el miedo que les sigue cubriendo no sólo las rodillas, sino ya el cerebro.

Ya no intento pensar en que son las urnas, las fronteras, las izquierdas, las derechas…sólo intento pensar en un pueblo lejos del pensamiento político, tanto occidental como oriental.

Pues tal vez el problema es que todo lo que nos molesta de otros seres, es sólo una proyección de lo que no hemos resuelto de nosotros mismos.

Y sino una nueva obra de arte siempre nos quedara para aquello que sin palabras y sin poder explicar, soñaremos que entre pinceles permanecerá escrito; ante los ojos del que se crea que no ha muerto.

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